En la década del 50 para descentralizar la zona de la Península, se inaugura el Hotel San Rafael, edificio emblema del barrio, donde acompañan residencias de muy buen porte, jardines contínuos que sólo separan cercos vivos o lomadas, mucho bosque y vegetación, tiene una Capilla y un pequeño centro comercial para compras rápidas.
Se ubica frente a la playa Brava y a sólo 5 minutos de la Península.