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Aquí tendríamos un ejemplo de cómo una Escuela estatal fue capaz de impulsar el desarrollo de las Artes Plásticas, sin olvidar, por supuesto, la calidad de las personas que estuvieron al frente de la Institución y de sus Talleres, W. Gropius, J. Itten, O. Schlemmer, P. Klee, W. Kandinsky, etc.

En contraposición a ese caso, el ejemplo de la Ecole de Beaux-Arts parisina del siglo XIX, centro del arte conservador y reaccionario, incapaz de ver en el Impresionismo el germen de un arte renovador, nos muestra uno de los peores efectos de la enseñanza oficial.

"The death of Francesca da Rimini and Paolo Malatesta", 1810. Oleo sobre lienzo. Alexandre Cabanel (1823-1889)

Es muy probable que ambos sean ejemplos extremos, pero nos hace pensar en que la renovación de las Artes o su anquilosamiento van más allá de las Instituciones oficiales, dependen de las personas que en ellas estén, profesores y alumnos, tanto como de la sociedad en la cual actúan, así como de lo que realmente busquen, si la incertidumbre de lo desconocido con sus posibilidades de descubrir nuevos horizontes o la seguridad de lo establecido y el tedio de la rutina.

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