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Contra toda idea de desencanto (página 2)
Se puede disentir o adherir parece esta historia de Cantet, pero si se lo hace desde un
sistema de pensamiento crítico.
Desde ese sitio, entonces, es que parten las ideas y su potencial intercambio, la más noble
confrontación, las iniciativas y la recreación profunda de pertenencia a un mundo que se
moderniza pero que sigue pegándonos abajo en términos de igualdad - desigualdad, aun cuando
en el filme ocurran historias tan conocidas como actuar a espaldas de los sindicalistas
para literalmente joderlos. Como que el cómo puede cambiar, pero no así
sus contenidos.
Desde luego que la película de Cantet, posee su otra historia: la de un joven universitario
pasante (Jalil Lespert, su protagonista y el único actor profesional contratado) que
llega con sus pergaminos a la fábrica antedicha y, a la vez, con un programa que busca aplicar
a las horas de trabajo y que ciertamente desata contradicciones y oposiciones y algo más
turbulento que lo coloca en el ojo de una tormenta inminente.
Paradójicamente el muchacho - con las mejores intenciones, para aludir al título de Bille
August - es el hijo de todo un héroe de la clase obrera (Jean Claude Vallod). Es
otra clase de héroe para ese padre surcado por las largas jornadas de trabajo, el
sindicalismo y esa idea de jugarse por todos y especialmente por concretar el sueño de
un hijo que lograse zafar a la grisura, otra paradoja, y que lo ha logrado.
Esa historia dentro de la historia de Recursos Humanos (el título alude mordazmente a
la denoninación que hoy llevan las oficinas o departamentos de personal): el hijo es la
encarnación de las ideas neomodernas y, su padre, la bandera flameante de algo que - en
estos días también parece haberse vuelto anacrónico - de la dignidad y la ética no
importa el modo o las modas o el tramo epocal que nos manche con su fashion de
última hora.
En el acuerdo, el desacuerdo y las tensiones, las líneas dramáticas, los roces de ese mundo
interior con sus otras historias personales. Pero desde el desacuerdo, una necesidad emotiva
y porqué no intelectual de volver a empezar, de revisarse por dentro todas esas certezas
que vuelven a volverse dudas y allí por lo tanto el filme se eleva con una fina capa
conmovedora en una historia inconfundibiemente humanista que devuelve la fe
y derriba desencantos. Imperdible.
Ver también ressourceshumaines.lefilm.net
"Ressources Humaines". © 2000. La Sept ARTE Haut et Court.
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