por Richard López

La MTV grita: un canal, una imagen, un mundo. Y afuera están los serbios, los bosnios, los kurdos, los zurdos, los flacos más flacos de Ruanda, los gordos más gordos de las fuerzas de paz. Afuera estan los que pescan y los que no dejan pescar, los que matan y los que condenan, los que absuelven sin absolver, los que todo lo ven catastrófico y los que nada ven.

Afuera estan los cinco mil entoxicados del metro en Japón, el detalle preciso del tráfico en España y la ambigüedad de la investigación del caso Amia. El caso Gal, el tal, el cual. Afuera.

"La adoración de los magos" 1995, Acrílico s/papel (140 x 106 cm)
Richard López

La MTV insiste: un solo canal, una sola imagen, un solo mundo; y sin embargo sin moverme de la misma pantalla sé que no es cierto.

Tenemos canales de realidades, lo más seguro que poseemos. Y un embrujo telemático está haciendo que ya no diferenciemos en el mundo sino entre los canales de información. Sabemos de todo y no sabemos realmente nada - hombre light -.

El sindrome Baudrillard: la explosión de la información y la implosión de los significados.

No es un problema de ser blanco, negro, amarillo, rojo, verde, cristiano, musulmán, ateo; vivir en la China o en el Paso de las cretonas. No es un problema de saber o no saber, o de sentir, o de ser paralítico o tener diez brazos. Beavis y Butthead parafrasean a Shakespeare en busca de lo que es o no es (cool), y ni siquiera es un problema del ser. Todo el asunto se remite al estar. Estar o no estar ( informado ). Estamos en proceso de volvernos completamente imagen para recién comenzar a existir Nuestro espejo tiene ahora luz propia, se enchufa y hasta puede hablar. Nuestro espejo puede devolvernos nuestra imagen eternamente, mucho después de nuestra propia existencia.