|
|
|
Eterno Nijinsky (página 4)
Posiblemente, su único medio de libertad era el escenario, y al verse fuera de él no fue capaz de
soportar la realidad. En 1919 fue visto en escena por última vez e inmediatamente después se
adentró en un sinfín de tratamientos médicos que le acompañaron hasta su muerte en Londres en
1950.
De los primeros años de los Ballets Russes hay poca documentación escrita, pero a la
muerte de Diaguilev, su secretario Boris Kochno, y Serge Lifar (quien reemplazó a Nijinsky,
tanto como estrella de la compañía, como en el corazón del empresario) aparecieron algunos
escritos que permitieron a los estudiosos hacer una reconstrucción más o menos acertada de lo
que fue la vida del bailarín.
Vaslav Nijinsky como el príncipe Albercht en el segundo acto del ballet "Giselle".
Detalle de una fotografía de Roosen. París, Biblioteca Nacional de Francia, Biblioteca-Museo
de la Opera. © BNF, París.
Ante la falta de fuentes primarias de documentación, tenemos que recurrir a su propio diario – Cahiers – que escribió ya en las puertas de la locura, y que fue publicado sin censuras por primera vez en 1999. En 1936 se publicó en inglés una primera versión, que su esposa Romola se ocupó de preparar, cambiando la secuencia de sus párrafos, inventando un epílogo inexistente, cambiando identidades, eliminando algunas de las partes más explícitas en cuanto a las relaciones homosexuales de su marido, y llegando a suprimir alrededor de un cuarenta por ciento del material, lo que ofreció una imagen mucho más romántica de la locura de Nijinsky, presumiblemente esquizofrenia. En 1957 se publica su primera biografía, escrita por Françoise Reiss, y en 1971, otra de Richard Buckle. En 1981, Bronislava Nijinska, hermana pequeña de Vaslav, publica sus Memorias, en las que aparecen multitud de anécdotas de la infancia y adolescencia del bailarín; lamentablemente, su muerte le impidió llegar más allá del año 1914 en su recolección de recuerdos.
Pero Romola, esposa abnegada a la enfermedad de su
marido, continuó trabajando siempre sobre su memoria y su hija Tamara, sobreponiéndose a la
también enfermedad mental de su hermana Kyra, ha dedicado su vida a preservar la figura de su
padre.
Vaslav Nijinsky fue un artista de arrolladora personalidad que irrumpió en la actividad
creadora del Siglo XX en forma de inspiración para numerosos artistas. ¿Pero, fue este bailarín
tan especial como nos han hecho creer? La presentación de los Ballets Russes en occidente fue
claramente enfocada sobre Nijinsky y la entonces prometedora Anna Pavlova, que por juventud
y belleza parecían ser los más indicados a ser la imagen publicitaria de la compañía; mientras,
muchos permanecían fieles a la gran Tamara Karsavina, quien, según los expertos, fue la
auténtica estrella de la época.
La figura de Nijinsky se nos presenta, aún hoy, como una
transgresión de locura y genialidad, belleza y dolor, a la que esta exposición nos ha acercado un
poco más. ¿Acaso, como la marioneta Pétrouchka, fue sólo una criatura movida por los hilos del
mago Diaghilev? La respuesta tal vez se esconda en el Musée d’Orsay, hasta el 18 de Febrero.
|
1 2 3 4
|