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"Yo pinto algo. Pero lo hago muy mal..." (página 2)
_¿Por qué el paisaje?
Porque él nació en el campo -nos cuenta Fernando-, fue a la escuela rural y
a caballo.
Eso sucedió en Rocha. Wilson había nacido en 1919, y más tarde se trasladó
a Minas, esa ciudad tan próspera culturalmente, promediando el siglo.
_¿Cómo recuerdas a tu padre durante tu infancia?
Cuando nacimos nosotros, ya aquí en Maldonado, dejó de pintar, no
pintó nada durante diez años.
Wilson ejerció la docencia en el Liceo Departamental y era empleado
de Catastro.
"Costas de Maldonado", 1983. Oleo sobre lienzo. Wilson Amaral.
Ya cuando nosotros fuimos más grandes él se dedicó por entero a la
pintura, pintaba posiblemente unos doscientos cuadros por año. Se fue
alejando de lo que había hecho en la primera época. Aquí Fernando
aporta un juicio que dice coincidir con la autocrítica que el propio
Wilson hacía de su obra: los colores fueron más claros y
la tendencia más comercial: “Y de algo había que vivir...”,
agrega Fernando.
La familia conserva unas 150 pinturas que habría que condicionar para
organizar una muestra muy interesante.
"Paisaje de campo", 1987. Oleo sobre lienzo. Wilson Amaral.
Creemos que la obra de Wilson Amaral amerita una difusión mayor, un
rescate del olvido que nos ponga de frente a lo que mejor podemos hacer,
y cuyo punto de partida, no puede ser otra cosa que el resultado de
la selección más cuidadosa de lo que hemos sido.
Así lo siente Fernando que reconoce la obra de su padre de un modo
muy especial, como especial ha sido el compartir con él, pero
cincuenta años después, los mismos maestros.
Tal vez, los mismos sentimientos...
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