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Lo emocional y lo racional en las artes plásticas (página 2)
Van Gogh encarna muy bien la imagen del pintor urgido por la necesidad de expresarse, y prueba
de ello es su vasta producción pictórica realizada en apenas diez años; mientras que Cézanne
representa al pintor paciente y analítico que meditaba su obra profundamente.
Esta dicotomía le hemos presenciado en las distintas corrientes plásticas del siglo XX. Los
movimientos expresionistas y fauvistas, que priorizan la exteriorización de las angustias y
sentimientos del individuo, frente a aquellos movimientos como el Constructivismo o el
Neoplasticismo, en los que predomina la aparente frialdad de lo racional.
La calle. Oleo sobre tela, 80 x 85 cm. Alfredo de Simone.
No ha sido ajeno a ello nuestro país, Alfredo De Simone (1898-1950) hará una pintura matérica, de fuerte empaste y un énfasis pronunciado en el color, y en sus últimas obras, debilitada la razón, el empaste adquiere espesores inusitados que anulan el dibujo y transforman el motivo en un magma de tonos neutros –al decir de J. P. Argul- y por otro lado, Joaquín Torres García (1874-1949), representa la posición más racionalista, basando su obra en el uso de la sección áurea, la ley de la frontalidad y el tono del color, siendo sus constantes la estructura, la medida y el plano ortogonal. Algunas veces se pretende ver en el predominio de una u otra postura el reflejo de una época o de una situación específica de la sociedad y de la cultura, pero nos parece, y los ejemplos antes citados son probatorios de ello, que es en el individuo en donde residen esas características, y las mismas se sobreponen al momento histórico en el que están inmersos, ya que tanto el ansia de expresarse así como las distintas vías y posturas estéticas dependen, en definitiva, de cada creador.
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