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La pintura del siglo XV al norte de los alpes
por Miguel Nuñez
Al mismo tiempo que en Italia se destacan los trabajos de Masaccio, en los Países Bajos
y alrededores aparecen una serie de Maestros de primer orden en que los trabajos dejan
ver un gran interés por reproducir el espacio, el cuerpo y el paisaje con el mismo
entusiasmo que sus contemporáneos italianos, como lo demuestra la “Adoración del
Cordero de Gante”, iniciado por Hubert van Eyck (1370-1426) y acabado por su
hermano Jan van Eyck (1390-1441).
Del mismo período son las obras de madurez de Robert Campin (1378-1444), conocido
también como Maestro de Flemalle. Al conocer las pesadas figuras de los profetas
esculpidos por Claus Sluter, las que señalan la dramática ruptura con el Gótico
internacional aún floreciente, quedó impresionado por el increible realismo, las que lo
llevaron a pintar imponentes figuras vestidas con pesados pliegues.
San José en su taller de carpintero (Tabla derecha del retablo de Mérode). Oleo sobre tabla, 64 x 27 cm. c. 1426. Robert Campin.
Entre 1430 y 1440 se crearon los retablos de Tiefenbron, de Lukas Moser (1390-1434), el Altar de Basilea, de Konrad Witz (1400-1445), el de Werl, del propio Campin, el Retablo de Wurzach de Hans Multscher (1370-1467). Las obras de estos maestros y otros, tienen como tema la representación del espacio reducido por la perspectiva, la figura al aparecer tridimensionalmente, como escultura, y el paisaje natural, si bien en cada caso se acentúan diferentes aspectos formales, queda clara la tendencia a un paralelismo de los fines artísticos directamente relacionada con obras de Masaccio, Paolo Uccello y Andrea del Castagno (1421-1457). Entre este y Witz es tal la identidad que existe en la relación en pintar una especie de estatua policromada, hasta llegar al grado de intercambiabilidad entre pintura y escultura, en que el norte tomo la iniciativa.
Pinturas interiores del retablo de Gante. Oleo sobre tabla. Catedral de San Bavón, Gante. Jan y Huberto van Eyck.
"El Políptico de Gante" (óleo sobre madera de 1432, La Virgen y San Juan Bautista, 167 x72cm. c/u; Cristo, 210x80cm.; La Adoración del Cordero, 134x237cm.), esta considerado como la obra fundacional de la pintura holandesa del Prerrenacimiento – el panel central del retablo abierto esta presidida por la figura de Cristo (o Dios Padre) entre la Virgen y San Juan Bautista, intercesores de la humanidad en el Juicio Final. En la parte inferior se representa la Adoración del Cordero por habitantes de la ciudad celestial. La riqueza y luminosidad de los colores, la extrema atención prestada a los detalles, los ricos vestidos, el paisaje y la arquitectura, caracterizan a todos los paneles.
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