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José Pedro Argul |
Edgardo Ribeiro: "Pintar, siempre"
Por Ricardo Pickenhayn Mazzoni
En la zona balnearia de las Delicias - Maldonado - puerta obligada del veraneante
que ingresa desde el sur hacia Punta del Este, en un rincón amable y tranquilo
se encuentra "Gondomar"; sencilla pero acogedora vivienda playera refugio estival
de un grande de la plástica contemporánea: me refiero al pintor Edgardo
Ribeiro, quien, junto a su compañera inseparable Francisca Colom - Paquita
para los íntimos - me recibió afectuosamente.
Autoretrato 1989, Edgardo Ribeiro
Este inefable maestro nació en el departamento de Artigas el 13 de octubre
de 1921. A pesar de tener sueños juveniles afines a la música, fue descubierto
por sus, ya notables dibujos, y posteriormente becado - dados sus modestos
recursos económicos - para que estudiase en Montevideo. En la capital fue
desestimado, junto con su hermano Alceu, por los ámbitos oficiales.
Es entonces cuando se les brinda la oportunidad de conocer al maestro
Joaquín Torres García, quien los ampara en su incomparable taller fundado,
apenas, unos años antes.
De allí en más, la vida de ambos cambiaría diametralmente, ya que el gran
creador uruguayo se encargaría de pulir aquellos talentos descubriendo sus
facetas de mayor brillo, las que en un futuro darían forma a su total
madurez.
Pero ocupémonos de don Edgardo. Sería más que extenso resumir aquí su vasta
trayectoria.
"Costa Catalana" 1992. Edgardo Ribeiro
De todos modos resumiré que, luego de sus comienzos como discípulo co - fundador
del célebre Taller de Arte Constructivo montevideano, viajó por Europa y
parte de América. Fue profesor de Dibujo en Enseñanza Secundaria (1945), fundó
un Taller de Artes Plásticas en Minas (1946) y en Rocha (1954). Profesor
de Dibujo y Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes (1955-1959). Dirigió
el Taller de Artes Plásticas de San José (1956-1966).
Impartió clases en su taller de Montevideo desde 1942, labor que continuaría
su - hoy lamentable fallecido - hijo Edgardo; notable pintor, heredero de
las cualidades paternas.
Obtuvo innumerables premios y reconocimientos por su obra en el Uruguay
(el último se trata, nada menos que del "Morosoli" importante trofeo
artístico otorgado en noviembre de 1997 por la fundación "Lolita Rubial")
y en el exterior - especialmente en Mallorca, en donde se lo considera
como pintor local. Sus cuadros e importantes murales se encuentran en
museos y colecciones destacados del mundo. Recientemente la "Galería Latina"
de Montevideo da forma en Punta del Este a un taller que inauguran alumnos
del maestro.
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